Alemania es una potencia económica y política en Europa y, como tal, tiene una red compleja de relaciones con varios países, en algunos casos simplemente competitivas y en otros incluso hostiles. Aunque la lista de rivales y adversarios geopolíticos puede incluir varias potencias mundiales, en este artículo vamos a explorar cuatro de estos países y la naturaleza concreta del “conflicto” con Alemania. Podemos diferenciar entre aquellos que presentan una rivalidad económica o política y aquellos que suponen una mayor amenaza a la seguridad de Alemania.
En el ámbito político y económico podemos destacar Francia y China como rivales, aunque la naturaleza de estas rivalidades difiere significativamente.
Francia, como vecino y socio dentro de la Unión Europea, comparte con Alemania una relación históricamente competitiva, pero cooperativa, al menos durante el último medio siglo. Ambos países son motores de la integración europea y, a menudo, sus diferencias se manifiestan en la búsqueda de liderazgo y dirección en asuntos de la UE. Esta lucha por liderar el proyecto europeo se ha vuelto especialmente visible tras el Brexit. Existen diferencias en términos de la integración política de la UE (Francia propone, por ejemplo, la creación de una defensa europea común) y también en términos económicos (intervencionismo francés frente a austeridad alemana). A pesar de las diferencias, Francia y Alemania han construido una alianza robusta, colaborativa y enmarcada por el proyecto común de la UE.
Por otro lado, China representa un desafío económico diferente para Alemania. Como la segunda economía más grande del mundo, China es un socio comercial vital para Alemania, pero también es un competidor en mercados globales y tecnologías avanzadas. Las relaciones entre ambos países se han tensado en los últimos años debido a preocupaciones sobre prácticas comerciales, derechos humanos y seguridad nacional. Alemania ha reconocido a China como un “rival sistémico”, reflejando una postura más crítica hacia Pekín. La gestión de la pandemia por parte de las autoridades chinas y la dependencia comercial excesiva, evidente en el reinicio de la economía global, no hicieron más que potenciar la postura competitiva.
En cuanto a las amenazas a la seguridad, Rusia es la principal amenaza para la paz y la estabilidad en Europa y, por ende, para Alemania. La estrategia de seguridad alemana subraya que Rusia amenaza directamente su seguridad y la de sus aliados en la OTAN y la UE. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha exacerbado estas tensiones, llevando a Alemania a fortalecer su postura de defensa, así como replantear sus relaciones comerciales con Rusia. En este aspecto, destaca la reversión de la política energética alemana, que durante décadas desarrolló una dependencia significativa de la importación de hidrocarburos rusos.
Por último, aunque Turquía no presenta la misma amenaza a la seguridad de Alemania que Rusia, es un país a considerar. Turquía es uno de los 5 países principales involucrados en el espionaje en el país. Para ofrecer cierta perspectiva, dos de los otros 5 países ya han sido mencionados en este artículo: China y Rusia. Alemania también tiene una población turca significativa, en torno a los 3 millones, convirtiéndola en la minoría más importante del país. Esto conlleva una serie de riesgos con implicaciones para la seguridad interna, incluyendo la persecución de disidentes turcos, dificultades en la integración y radicalización de ciertos miembros de la comunidad, injerencias políticas o la materialización de conflictos turcos en territorio alemán (por ejemplo, atentados del Partido de Trabajadores de Kurdistán contra objetivos institucionales turcos).
Ningún país es inmune a las rivalidades y los cambios geopolíticos globales. Alemania es una potencia significativa y ello implica una serie de relaciones competitivas en distintas dimensiones. En este artículo hemos visto la situación actual de las relaciones entre Alemania y algunos de sus adversarios más significativos y, aunque cada uno presenta un perfil muy diferente, deben ser considerados en cualquier análisis geopolítico del país.

